Empieza a ser una necesidad hacer un repaso de las temporadas pasadas y, en especial la quinta, de los episodios que, hasta ahora, han emitido de Juego de Tronos.
Terminaron la cuarta temporada ya en España, perdón, quería decir en el reino de Dorne (Real Alcázar de Sevilla), pero, los protagonistas de esas tierras son poco relevantes para la trama y parece que no saldrán ya, o quizás sí, quién sabe, ya me pierdo con tanto personaje, la actriz por cierto, es la mujer de Lucius Vorenus, gran recordada; el niño no tiene la culpa, decía mientras desaparecía balcón abajo.
Les gusta nuestro sol, tengo el convencimiento, y las carreteras, eso de plantarte en una localización en cualquier caso extraordinaria y estar a pie de autovía no es moco de pavo.
Puede tratarse de otra época como el Castillo de Zafra y se inventan una lucha del pasado entre Ned Stark y el espadachín más rápido de los siete reinos, en un viaje astral hacia el pasado del voager de Bran Stark, siempre espiando el niño, todavía no aprendió la lección, y eso que le salió bastante caro.
La localización puede ser incluso de otro mundo como las Bardenas Reales. Allí se encuentra Daenerys y sus mil nombres de reina, la chica no se con contenta con un mote como todo buen rey, cada hazaña que consigue la convierte en título nobiliario.
Una imagen propia de oriente a un paso de la AP-68.
Y vuelve el gordo cobarde, que no lo digo yo sino su padre, señor de Colina Cuerno y resulta que es, el Castillo de Santa Florentina en Canet de Mar.
Y que hablar de la semejanza de Gavarnie con el muro.
Si es que estamos rodeados de parajes sacados de las mejores novelas. De existir los dragones doy por seguro que serían nuestros paisanos, aunque quizás, sí que existan y no los hayamos visto todavía, grandes desconocedores de nuestro entorno, y en algún lugar escondidos escupen fuego para subirnos las temperaturas hasta niveles insopechados.
Yo solo digo que, la realidad supera siempre a la ficción.