De las cosas que más me gustan en primavera es encontrar los campos llenos de amapolas, en los bordes de los caminos, a veces diseminadas entre el trigo o todas juntitas en las lindes de las tierras.
Llamativos toques de color carmín entre amarillos y verdes.
Y resulta que son una plaga y que los agricultores la combaten. Logró embaucarme la muy invasora con su delicadeza, con su color efímero y cada día me quita un poquito de pan.
No me importa mientras solo sea un poco; pago con gusto con tal de contemplar por un momento ese tenue manto rojo.